Un experimento realizado con ratones por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y el Brigham and Women’s Hospital ha demostrado que es posible transportar filamentos de ARN (ácido ribonucleico) directamente a las células del colon utilizando ráfagas de ultrasonido.
Gracias a esta nueva técnica han conseguido reducir drásticamente la producción de una proteína implicada en el desarrollo de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Se calcula que esta enfermedad afecta en España a unas 120.000 personas, y en países como Estados Unidos a más de un millón y medio de personas. Se prevé que el número de afectados aumente en el futuro, por lo que es muy importante desarrollar nuevos tratamientos.
“Lo que se ha comprobado en esta investigación es que el utrasonido permite transportar rápidamente fibras de ARN”, – según indica Carl Schoellhammer del Instituto Koch del MIT. – “En este caso se trataba de aislar moléculas proinflamatorias y pudimos ver que se producía una tremenda reducción en la producción de estas proteínas”.
Llevar ARN a las células para potenciar o suavizar la función de una proteína es una estrategia ya conocida para combatir algunas enfermedades. El problema consistía en cómo llevarlo hasta la proteína correcta sin dañar el ARN, que es muy delicado. Con el ultrasonido han encontrado un método simple que no requiere que se manipule el ARN para que resista el viaje.
Aplicando esta nueva técnica han conseguido reducir la producción de una proteína implicada en el desarrollo de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
Las ondas ultrasónicas impulsan las fibras de ARN, o cualquier otra sustancia, mediante un fenómeno conocido como cavitación transitoria. En bajas frecuencias, el ultrasonido provoca burbujas diminutas en un líquido. Cuando esas burbujas estallan producen unos pequeñísimos chorros que empujan el fragmento de ARN, o la sustancia que se quiera transportar, dentro de la célula.
Los investigadores han creado la compañía Suono Bio para desarrollar esta tecnología, que en animales no ha producido ningún efecto secundario, pero que hay que testar en humanos. Estos mismos investigadores trabajan ahora en el desarrollo de dispositivos en miniatura que sean capaces de llevar el ARN en un depósito y al mismo tiempo emitir las ondas ultrasónicas, para que puedan llegar al estómago y a otras zonas del aparato digestivo.
Saber más: RNA hitches a ride on ultrasound waves